Atardecer de campo, ¡nuestro campo!



Delibes es un crack. Es maravilloso cómo trata los aspectos más sencillos de la vida cotidiana, los pitufillos que rondan las faldillas de la mesa camilla o buscan ratas en la ribera, la tranquila vida rural, la emoción por el paisaje... Y también me gustaban a mí las estampas bucólicas y pueblerinas de Platero y yo, la cotidianidad, la forma de hablar del bueno de Juan Ramón, ese amor al campo, a los animales, el sublimar al burro humilde... Muy grandes.

En ocasiones nos gusta viajar hasta parajes remotos para encontrar y disfruta de bellas estampas. Y parece que los atardeceres necesitan de una playas, sus palmeras o el contraluz silueteado de altas montañas... Pero los vetustos campos que rodean nuestro terruño también tienen su aquél y nos están regalando este otoño unos amaneceres, puestas de sol y ocasos que quitan el hipo.


¡Y no es lo mismo contarlo que verlo y disfrutarlo!

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